Las fugaces palabras de esta mente poli – toxico- maniaca se esfuman como una neblina amarilla mostaza, y estoy solo bajo un cielo multiforme que se disfraza de naranja y celeste, blanco algodón. En esta soledad escucho tu voz llamándome desde allá…por qué la distancia no existe por qué en mi cabeza persistes…
La tarde revuelve hojas marchitas con remolinos de viento etéreo, mientras sentado en un amarillo banco de plaza Evaristo se deja llevar y mecer por el Oblivion de Piazzolla, gotas de lluvia le caen una por una, y estas no son simultáneas, por que El ha logrado detener el tiempo con una risa q clama eterna desde su cubierta de bronce oxidada y Evaristo es una estatua.
Soy yo, no lo soy, solo converso con aquel viejo estampa, rodeado de ausentes que caminan y no miran, converso divagante y veo fantasmas de etanol sandía…
Ja, bajo un cielo sin nubes, llueve..
Hoy hace una primavera inútil y tontamente hermosa, por fortuna es violenta, Gabriela, Quito sintigo es un vacío voraz, círculos de soledad…
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