miércoles, 7 de diciembre de 2011

Automática.

Los ojos de una mujer indígena me observan, desde una esquina, sobre unos cajones de madera destrozada. Su trenzado cabello es oscuro y su enigmática mirada una denuncia. Ella, tan anacrónica, casi un espectro del smog citadino, es  una figura invisible que se pierde en el ruido. Las calles verticales, empedradas, se ríen; su risa es el sonido de las gotas de lluvia reventando contra los cristales. Observo a la mujer indígena alejarse, triste y sin voz,  se va perdiendo entre los pasos y el bullicio de la horizontal calle que llora; su llanto es el rugir de los motores, la risa de los niños mestizos, multicolores.

lunes, 28 de noviembre de 2011


El cielo no se ha enterado de mi venida y mi partida no disminuirá en nada su belleza ni su grandeza. La luna, que me buscará mañana, seguirá pasando aunque ya no me encuentre. Dormiré bajo tierra, sin mujer y sin amigo. Para nosotros, efímeros mortales, la única eternidad es el instante, y beber el instante es mejor que llorarlo.

(Omar Jayam)

lunes, 3 de octubre de 2011

Nacemos malditos y la lucha es la constante ley de nuestra inútil vida, su justificación y devenir. La furia subyace en el fondo de nuestros corazones, contenida y lista para aniquilar el mundo sin sentido que nos ahoga; somos una raza de anonimato citadino, somos los hijos de las familias destruidas, la violenta síntesis de años de dolor y paranoia, y por ser eso, merecemos la muerte, abandonar este mundo, realidad lineal rebosante de justos sin virtud, dejarlo libre de nuestro mortal odio, de nuestro irónico desprecio.

martes, 6 de septiembre de 2011

De aburrimiento y soledad se disfraza el inútil ocaso de esta ciudad atestada de nubes grises y de aceras viejas, de ilusiones muertas. Conduzco un viejo auto a velocidad constante , ilusorio vaivén, terca mecánica de combustión asfixiante. Estoy encerrado, preso, cautivo en una zanja que escurre sangre y vomita hombres. Quito...ausente, bella, maldita.

Los veo caminar y en mi cabeza una leve canción de feria susurra y delata la falsedad de los que caminan sobre el aire, dopados, absortos, adoctrinados...Quito, infierno de calles estrechas y gotas intoxicadas de nada.

domingo, 24 de julio de 2011

Hoy vimos con Gabriela el cielo azul policromático, a sus cuatro tonos agonizando tras la mecánica huida de un sol primaveral mientras un sauce inmóvil contrastaba su tristeza con la apatía milenaria de un cosmos que no termina nunca de girar. Discutimos, con Gabriela, sobre la luz...el espectro visible y el vacío; Fue un instante sutil, fuera del tiempo, que se anulo cuando un pesar acuoso fue acumulandose en mi pecho, como si la desesperación desbordara violentamente en rios de lagrimas invisibles. Memento mori...retumbó como un grito sordo por todo mi cuerpo, memento mori. Y me perdí en el color profundo de sus ojos, de los tristes ojos de Gabriela.

miércoles, 6 de julio de 2011

Haiku del mediodía.

Me reflejo en
mi reflejo y en el
grisáceo cielo.

martes, 28 de junio de 2011

La vida tiene una sutil semejanza con un laberinto lleno de trampas, cruces y callejones sin salida. Lo trágico, ciertamente, de este laberinto de años es que cuando uno llega a la salida se encuentra con la nada. Por que después del laberinto todo es un árido desierto donde la realidad pierde sus disfraces y la razón claudica. Lo escuché, alguna vez, en un película de cine latinoamericano: "Siempre existirá la belleza aún en el horror". Y comprendí que quien logre encontrar armonía en este dantesco vacío, será un profeta mas que un poeta. Un extraño iluminado, guía y respuesta, para esta humanidad intoxicada de vanas alegrías decoradas con verde olivo "In god we trust". Si, el hombre es un animal. Yo soy un animal que delira y en el último suspiro de esta noche de dolor veo una siniestra y hermosa esperanza que se desvanece, como un espejismo.

jueves, 23 de junio de 2011

Identidad.


Este es el diario nocturno de un insomne sin nombre. Fui bautizado con el agua de cristo y bajo su cruz de martirio, mas eso no es garantía de identidad. Crecí y me sacié de libros heresiarcas, de historias profanas y líricas malditas. Decidí, llegado el tiempo, que mi invisible senda sería la medicina y aquí estoy, creo estar. Este soy, yo, ilusoria unidad de pedazos, de millones, e pluribus unum, gritan mis células. Somos Uno...gritan todos los que soy. Ah, la noche y su siniestro vacío insaciable de delirios. No soy nadie y trato de descubrir quien se esconde debajo de esta máscara, que instinto animal busca saciar su apetito con estas manos que escriben. Ah, soy nadie, mi verdadero nombre se perdió, se ahogo en el agua de cristo.


jueves, 5 de mayo de 2011

El fin último de todo hombre, que merezca ser llamado así, no es la consolidación de un estado, es su destrucción. El fin último es la conquista de la libertad y de la justicia, hija desconocida de Caos.

La única diversión que conoce el sabio es el baile, la danza frenética y ritual, sobre el mustio cadáver de la verdad, sobre la gran impostora, que no existe, ni existió jamás.

martes, 19 de abril de 2011

Compatriota, sin rostro, que vas flotando en el vacío.
Compatriota, sin nombre, el tedio y la (sin) razón te han perdido.
Equinoccial humano, sin sombra, que estas intoxicado de hastío...
Recibe el sabio consejo del que no es sabio, ni lo ha perseguido.

Ni votar con infinito amor.
Ni con opositor odio.
Hay que votar con la cabeza...

Con el esfero, en un acto de malabarismo sorprendente,
apoyado perpendicular sobre tu bronceada frente.
Sin una gota de sudor, patriota, con equilibrio...
Inclina la testa hasta marcar una (X), sé un buen cordero impío.


martes, 15 de marzo de 2011

Ha sido el silencio. La orilla polvorienta ante un abismo de nada. Todo lo que he escrito, cada historia, ha terminado de la misma manera, con el escape súbito de este gris laberinto llamado vida y conciencia, su final ha sido la locura y la muerte, juntas en una danza desquiciada de risas eternas. Y solo veré rostros al cerrar mis ojos para convertirme en polvo, rostros y nada más.

martes, 15 de febrero de 2011

Nocturna.

La oscuridad esconde los defectos del día.
Disfraza con misterio el hastío de las mañanas.
Pinta de fría soledad las aceras.
Embriaga de vino y libertad mi alma.


Silvia se mira en un espejo...

Silvia se mira en un espejo...
La luz de un lejano faro se burla de sus pupilas.
Y sus cabellos bailan alegres brisas,
La cruel ironía de ser el eco de un reflejo

Su cuerpo cae,
Se contorsiona...

Silvia, inocencia de mirada distorsionada.

Como el vaporoso brazo que sostiene una guitarra,
es pura cuerda y psicodelia,
flotando azul sobre el agua oscura de la nada.





miércoles, 19 de enero de 2011

Por ríos de asfalto un taxi nocturno va acelerando, la pura inercia sin voluntad lo pierde de a poco en laberintos de silencio animal, de murmullos humanos. Se guía por el tenue resplandor de estrellas nocturnas que en cada esquina y de tres en tres, solitarias, se van repitiendo. Un taxi nocturno desborda soledad en la fría neblina de la ciudad sin rostros que nos cobija. De esta vieja ciudad vagamente iluminada, casi dormida…

Espectros, deberían llamarnos espectros, las caras tristes del servicio público, los cuerpos cansados, las almas mutiladas por los años. Odio los buses, no por su apestoso olor a humanidad cansada. Los odio por su tristeza, por esos ojos que miran el vacío y a la nada. Esos ojos que miran sin sorpresa y me transforman en abismo…Los detesto, detesto sus miradas inquisitivas, sus corazas, su incapacidad de rebelión, su conformismo. Odio a esos espejos urbanos pintados de gris costumbre, de mortal destino.