lunes, 3 de octubre de 2011

Nacemos malditos y la lucha es la constante ley de nuestra inútil vida, su justificación y devenir. La furia subyace en el fondo de nuestros corazones, contenida y lista para aniquilar el mundo sin sentido que nos ahoga; somos una raza de anonimato citadino, somos los hijos de las familias destruidas, la violenta síntesis de años de dolor y paranoia, y por ser eso, merecemos la muerte, abandonar este mundo, realidad lineal rebosante de justos sin virtud, dejarlo libre de nuestro mortal odio, de nuestro irónico desprecio.

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