lunes, 29 de noviembre de 2010

Un hombre está en un dormitorio, mira la pantalla de una maquina y sonríe, parece hablar solo. La insólita conexión mundial lo atrapo en ilusorias redes sociales de irrealidad, donde nadie existe . El hombre se abstrae, con una cara de semisimio curioso, y va olvidando el mundo exterior que gira a su alrededor, entre nosotros...se ha creado un identidad virtual y es feliz, parece feliz. Sonido de teclas, fotos inertes, novedad en alertas que se cocinan y se sirven al minuto, al segundo, al milisegundo. Sale a una calle y está solo, incompleto, no es nadie...

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