La vida tiene una sutil semejanza con un laberinto lleno de trampas, cruces y callejones sin salida. Lo trágico, ciertamente, de este laberinto de años es que cuando uno llega a la salida se encuentra con la nada. Por que después del laberinto todo es un árido desierto donde la realidad pierde sus disfraces y la razón claudica. Lo escuché, alguna vez, en un película de cine latinoamericano: "Siempre existirá la belleza aún en el horror". Y comprendí que quien logre encontrar armonía en este dantesco vacío, será un profeta mas que un poeta. Un extraño iluminado, guía y respuesta, para esta humanidad intoxicada de vanas alegrías decoradas con verde olivo "In god we trust". Si, el hombre es un animal. Yo soy un animal que delira y en el último suspiro de esta noche de dolor veo una siniestra y hermosa esperanza que se desvanece, como un espejismo.
martes, 28 de junio de 2011
jueves, 23 de junio de 2011
Identidad.
Este es el diario nocturno de un insomne sin nombre. Fui bautizado con el agua de cristo y bajo su cruz de martirio, mas eso no es garantía de identidad. Crecí y me sacié de libros heresiarcas, de historias profanas y líricas malditas. Decidí, llegado el tiempo, que mi invisible senda sería la medicina y aquí estoy, creo estar. Este soy, yo, ilusoria unidad de pedazos, de millones, e pluribus unum, gritan mis células. Somos Uno...gritan todos los que soy. Ah, la noche y su siniestro vacío insaciable de delirios. No soy nadie y trato de descubrir quien se esconde debajo de esta máscara, que instinto animal busca saciar su apetito con estas manos que escriben. Ah, soy nadie, mi verdadero nombre se perdió, se ahogo en el agua de cristo.
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