Ha sido el silencio. La orilla polvorienta ante un abismo de nada. Todo lo que he escrito, cada historia, ha terminado de la misma manera, con el escape súbito de este gris laberinto llamado vida y conciencia, su final ha sido la locura y la muerte, juntas en una danza desquiciada de risas eternas. Y solo veré rostros al cerrar mis ojos para convertirme en polvo, rostros y nada más.