martes, 22 de diciembre de 2009

El Horror del Vacío



"Cierta vez me preguntaron, en son de broma, si alguna vez habia experimentado el horror del vacío. Te respondí que sí, y desde entonces he soñado con él una y otra vez.

Acaso una posición accidental del cuerpo dormido, acaso una indigestión, cualquier otra clase de disturbio interno; Lo cierto es que el terror que embarga a la mente no es menos real. No es, como creí algún tiempo, la imagen de la muerte y la mueca de la calavera, sino el estado en que se percibe el fin de todas las cosas. Esta nada no se presenta como auscencia o silencio, sino como el desnmascarado mal absoluto: burla y amenaza que reduce al ridículo todo placer, y marchita y agota todo esfuerzo... "


- Thornton Wilder, Los idus de Marzo

67, Rayuela (Julio Cortázar)


...Me desperté y vi la luz del amanecer en las mirillas de la persiana. Salía de tan adentro de la noche que tuve como un vómito de mi mismo, el espanto de asomar a un nuevo día con su misma presentación, su indiferencia mecánica de cada vez: conciencia, sensación de luz, abrir los ojos, persiana y el alba.

En ese segundo con la omnisciencia del semisueño medí el horror de lo que tanto maravillaba y encantaba a las religiones: la perfección eterna del cosmos, la revolución inacabable del globo sobre su eje. Naúsea, sensación insoportable de coacción. Estoy obligado a tolerar que el sol salga todos los días. Es mounstroso. Es inhumano....

Antes de volver a dormirme imaginé un universo plástico, cambiante, lleno de maravilloso azar, un cielo elástico, un sol que de pronto falta o se queda fijo o cambia de forma.

Ansié la dispersión de las duras constelaciones, esa sucia propaganda luminosa de Trust Divino Relojero...